Aunque las ventas internas crecen todos los meses, la mitad del negocio de las automotrices son las ventas al exterior, en donde hay condiciones desventajosas. El ejecutivo habló del efecto del dólar en los precios y las elevadas tasas de interés en el crédito.
Las últimas semanas no fueron fáciles en la industria automotriz brasileña, y como consecuencia indirecta, tampoco para la argentina. Un pedido del gigante industrial chino BYD para que el gobierno de Lula Da Silva reduzca el arancel de importación del 20% a solo un 5%, desató una disputa dialéctica y política con los fabricantes de autos instalados en Brasil.
Tras dos semanas de acusaciones mutuas, finalmente se tomó una decisión intermedia. Se adelantará del 1 de julio de 2028 al 1 de enero de 2027 el restablecimiento del arancel del 35 % sobre kits completos y semicompletos (CKD y SKD) para vehículos eléctricos, pero se autorizó una cuota libre de impuestos de hasta USD 463 millones por los próximos seis meses para importaciones bajo esos esquemas de producción.
Lo que plantea esta situación es, una vez más, la pérdida de competitividad que atraviesa la industria automotriz regional ante el cambio geopolítico que genera la expansión de la industria asiática en general y China en particular, tanto por el marco regulatorio de Brasil y Argentina, como por el esquema industrial subsidiado con el que llegan cada vez más productos a conquistar el mercado.
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